El empate frente a Universidad de Chile en Playa Ancha conseguido sobre la hora por el conjunto visitante nos dejó a todos con una sensación de amargura porque de forma increíble enredamos puntos muy necesarios en la lucha por no caer a Primera B.

En la previa para muchos el empate no era un mal negocio tomando en cuenta la calidad del rival en comparación al momento que vive Santiago Wanderers, por lo tanto si el triunfo se veía casi imposible asegurar un punto no era malo. Sin embargo podemos dar vuelta este argumento para decir que tomando en cuenta el momento que vive el Decano el empate no sirve para nada porque no significa un desplazamiento positivo importante en la tabla de posiciones, no debemos olvidar que un triunfo frente al puntero suma lo mismo que un triunfo frente al colista, estando abajo los empates ya no son negocio.

Pese al mal resultado la suerte estuvo a nuestro favor en los demás partidos de la fecha ya que ninguno de nuestros rivales directos logró ganar dejando todo prácticamente igual a como estaba la semana pasada.

Aunque los puntos no acompañaron si lo hizo el juego y la actitud, dos elementos que se vienen repitiendo desde la llegada de Ivo Basay a Valparaíso y es esto lo que nos da la ilusión para mantener la categoría.

Si hacemos memoria y nos remontamos a los últimos partidos de Salah, Santiago Wanderers era un equipo que no mostraba nada en cancha con jugadores que no corrían y tampoco sabían que hacer, no existía un camino para llegar al gol y el equipo era incapaz de rematar al arco, por suerte eso hoy ya ha cambiado.

Lo que hizo el equipo de Valparaíso el sábado no es menor, se le paró de igual a igual al que hoy es el mejor equipo del torneo local superándolo ampliamente durante casi todo el encuentro, presionando la salida en el mediocampo y no permitiendo la subida de los laterales volantes quienes son el arma más peligrosa de los santiaguinos de azul.
Si bien el partido comenzó trabado alrededor de los 20 minutos del primer tiempo Santiago Wanderers se adueñó de las acciones logrando abrir el marcador y generándose las mejores llegadas, situación que no cambiaría en el segundo tiempo hasta el gol de Michael Silva, un lapso de tiempo donde el rival no lograba acercarse al arco de David Reyes por el buen trabajo defensivo y la presión que realizaba el Decano.

En la previa el gran temor que se tenía era el rendimiento defensivo de los laterales quienes durante todo el año habían sido fácilmente sobrepasados, pero el sábado respondieron a la perfección. En la derecha Schultz era ayudado por Cólzera, quien defendió bien pero atacó muy mal y en la izquierda Sandoval partió algo flojo en la marca pero llegando a la mitad del primer tiempo se afirmó neutralizando el sector derecho de la visita.

En el mediocampo Ormeño y Méndez cumplían correteando a Marino y Aránguiz, algo dubitativo Méndez cuando le tocaba comandar la salida en el primer tiempo, luego en el segundo mejoraría pasando más al ataque, incluso habilitando a Michael Silva en el 2-0.

Más adelante teníamos a Castillo y Cólzera, el canterano sería la figura del partido, dueño de todos los ataques caturros, encarando a los rivales, habilitando a Calandria y Salmerón e incluso ayudando en la marca con un despliegue físico que no se lo habíamos visto antes. Cólzera no tuvo una buena jornada en su fase ofensiva, siempre que encaró perdió frente a los defensores rivales y todos sus centros tanto los de pelota parada como los de pelota en movimiento se perdían fuera de la cancha, poco fino en los pases y muy desordenado para la función que debe cumplir en este equipo.

Adelante tenemos a Calandria quien pese a no anotar confirma su buen nivel buscando siempre juntarse con Castillo, a veces retrazándose para recuperar la pelota y salir en contragolpe con balón dominado y cabeza levantada buscando a sus compañeros.

Salmerón por su parte tuvo un partido ingrato, el delantero caturro va a todas, lucha, gana por arriba en las dos áreas y siempre juega para el equipo, sin embargo no logra marcar, siendo esta su función principal. En el partido del sábado tuvo tres ocasiones clarísimas, todas definidas muy mal, nunca logró darle de lleno a la pelota generando tiros muy blandos y fáciles de controlar para el arquero rival, falta fuerza y determinación al momento de definir.

Y así es como Wanderers hasta el minuto 83 estaba celebrando un triunfo frente a Universidad de Chile que no consigue de hace ya 9 años, con Parra y Prieto cumpliendo una labor espectacular atrás controlando a los delanteros rivales, eso hasta que aparecen las desconcentraciones y el desorden táctico en la defensa.

Pocos minutos antes de que Universidad de Chile anotara se lesiona Franz Schultz debiendo ser sustituido por Eric Godoy, este cambio desordena todo el trabajo defensivo de Santiago Wanderers ya que Godoy al no ser lateral tiende naturalmente a centralizarse estorbando a Parra y Prieto, este último que se ve obligado a desplazarse de la defensa y partir unos metros más arriba, todo el buen trabajo defensivo se perdía en goles totalmente evitables donde el Decano le dio todas las facilidades al rival para que marcara y producto de esto perder 2 puntos vitales en la lucha por la permanencia.

Santiago Wanderers hoy tiene todo para salvar la categoría, ha demostrado poder jugar de igual a igual al mejor equipo del campeonato así como presionar todo el partido de visitante en la altura de El Salvador, sin embargo en ninguno de estos partidos consiguió la victoria haciendo todos los merecimientos necesarios producto de desconcentraciones puntuales.

Los expertos dicen que ahora no sirve jugar bien sino sumar, sin embargo el jugar bien es una gran ventaja al momento de sumar y si existe algo de justicia en todo esto y Santiago Wanderers sigue con su buen trabajo de hace un mes debería cumplirse la misión de mantener la categoría.

Ahora solo depende de nosotros, si ganamos a Palestino salimos de todo peligro de cara al partido con Unión Española en Santa Laura, hoy Wanderers depende de Wanderers, depende de mantener el buen juego, de aprovechar las ocasiones que se creen y lo más importante, de estar concentrados los 95 minutos que dura el partido.