Si usted lee estas líneas hoy, le podrá parecer de toda normalidad e incluso lógica la existencia del Socio Galería, pero hace diez años atrás aquella figura era una novedad, la cual además había costado bastante poder instaurar.

El Socio Galería

El agotamiento de la gestión del gremio autobusero, que controlo los destinos del club entre el año 1992 y 2006, ya a inicios del año 2004 tomaba ribetes de crisis, tanto en lo institucional como en lo deportivo. Sueldos impagos, deuda previsional, deuda con Tesorería de la República, malas campañas, despotenciamiento del plantel, entre otras situaciones anómalas, daban cuenta de la crisis.

El desorden era tal  en ese periodo que Wanderers no pudo disputar un partido contra Deportes La Serena, por no haber cumplido el Directorio de la época, con las formalidades necesarias ante el Municipio de Viña del Mar para poder contar con un recinto para disputar el partido. No se realizaban Asambleas de Socios desde el año 1996, no existía un TRICEL de manera formal y con transparencia, mientras la deuda económica y la inestabilidad crecían.

Aquello hizo que una  nueva generación de hinchas, agrupados principalmente en la Barra Los Panzers, nos interesásemos en el devenir institucional del club, y nos abriera el deseo de poder participar en la toma de decisiones. Pero aquellos deseos se veían frenados por barreras económicas. A esa fecha solo existía la posibilidad de asociarse a través de las modalidades Socio Andes o Pacifico, los cuales tenían valores inabordables para la mayoría de quienes asistíamos a galería de manera regular. Es así que desde la Barra Los Panzers y desde sectores de la Barra Oficial se comienza a levantar con fuerza la demanda de contar con la figura del “Socio Galería”.

Desde un inicio la iniciativa fue recibida con recelo por el oficialismo autobusero. Recelo fundamentado principalmente en que el ingreso de una nueva masa de Socios, en su mayoría críticos de su gestión, podría significar por primera vez la existencia de una oposición organizada y competitiva para enfrentarlos en ocupar la testera y regir los destinos del Club.

Más aun al ser aquella una época en la cual se debían tomar importantes decisiones en torno al club: Transformarse o no en Sociedad Anónima, aclarar los reales montos del pasivo del club, buscar el cambio en la Directiva que regía los destinos de la institución, entre otros.

Después de movilizaciones, canticos en el estadio, gestiones dirigenciales entre la oposición de la época (Movimiento de Restauración Verde) y el gremio, finalmente a mediados del año 2006 queda establecida la creación de la figura del Socio Galería (existente hasta nuestros días). Casi año  medio habían pasado desde la primera vez que se levantó la petición de contar con “Socio Galeria” de manera organizada hasta su efectiva materialización.

El Fortinazo

Producto del desorden Institucional descrito en los párrafos anteriores, la convocatoria a una Asamblea para definir la transformación o no del club en Sociedad Anónima se dilato por espacio de casi año y medio.

Finalmente llego el 26 de Septiembre del año 2006 y por fin la Asamblea se realizaría. En principio los Socios Galería podríamos asistir a ella sin mayores inconvenientes, pero en una polémica y arbitraria decisión del Directorio de la época,  este decidió que los Socios participantes tenían que estar al día en el mes de abril de dicho año para poder participar de la instancia, situación que dejaba fuera de toda participación a los Socios Galería.

Aquella información se conoció en las horas previas a la Asamblea. Ante lo cual el llamado fue a hacernos parte igual de la cita, concurriendo en masa al frontis del Fortín Prat a exigir el ingreso a la Asamblea. La rabia acumulada era mucha. La lucha por poder participar de los destinos del Club había sido larga, y el portazo de última hora dada por una errática Directiva del gremio violento.

La tensión crecía y las solucione son llegaban. Poco más de un centenar de Socios Galería nos agolpábamos en el acceso al Fortín Prat sin poder ingresar al mismo. La autoridad policial, presente en el lugar, veía y monitoreaba la situación de tensa calma.

En un dialogo que esta tuvo con algunos coordinadores de la época, esta decide retirarse del lugar al entender que lo que acontecía era un conflicto entre privados. A pesar de ello las puertas de acceso continuaban cerradas.

En ese momento la decisión de quienes estábamos ahí estaba tomada: nos haríamos parte de la Asamblea quisiesen o no los dirigentes, y se opusiese quien se opusiese.

En pocos minutos comenzó el forcejeo. A empujones, combos y patadas con los guardias del espacio y del club, se hizo apertura finalmente de las puertas. Se ingresó de manera rápida y violenta, buscando poder confrontar a los dirigentes de manera directa. Es por todos conocidos que finalmente quien recibió la ira, frustración y rabia acumulada por toda la situación que acontecía en el Club y el bloqueo a los Socios Galería fue el Presidente de la Comisión Futbol del momento, el Sr. Ronald Parada.

Golpes, bengalas, canticos, y caos. La Asamblea finalmente no se realizó. En ese momento parecía que el mensaje dado era el siguiente “Los Socios Galería han llegado para quedarse, y no permitiremos más que nos nieguen el derecho a decidir sobre nuestro Club”. Parecía al menos, pues gran parte de esos Socios Galería en algo más de año y medio, entregarían (junto con el resto de las categorías de asociación existente) de manera mayoritaria al club en concesión.

¿Qué lecciones nos dejó el Fortinazo?

Me toco ser, movido por la emoción del momento, uno de los actores protagónicos del mismo. No me arrepiento de aquello, pero sin duda a diez años de esos hechos el balance es contradictorio.

Por un lado en lo que respecta a la Barra Los Panzers en sí, recién hoy se pueden apreciar ciertas características de democracia, horizontalidad y respeto en su organización y toma de decisiones., además de un nuevo proceso de búsqueda de influencia y conocimiento del devenir del club, como institución. A pesar de haber sido protagónica en la búsqueda dela  apertura del club a través de la figura del Socio Galería, fue también (por acción u omisión) protagónica en la posterior concesión del mismo. No solo ello si no que durante gran parte del periodo de concesión también fue cooptada por la dirigencia de la Sociedad Anónima y dirigida por liderazgos que en general velaron por mantener sus posiciones de figuración y poder más que por potenciar procesos de organización o de toma de conciencia con respecto a la realidad del club.

En lo estrictamente institucional, si bien el hecho en si propicio y probablemente precipito la salida de los Dirigentes del gremio autobusero, demostró que el foco puesto en sacar a un grupo de dirigentes y poner a otro, por más buenas intenciones que estos puedan haber tenido en su momento, no basta.

No bastan pues lo que se necesita para conducir los destinos de un club no son solo buenas intenciones o discursos románticos. Se necesita capacidad de gestión, conocimientos técnicos, experiencia práctica y sobre todo la voluntad política de construir efectivamente comunidad en torno al mismo, como única manera de generar dinámicas y culturas a la interna de manera permanente de vinculación, participación y transparencia.

Hoy en día me toca estar en una vereda muy distinta a la de aquella época: soy Director de la Corporación Santiago Wanderers. Es así que junto con mis compañeros Directores/as tenemos la responsabilidad de conocer nuestra propia historia, tomar lecciones de ella y hacer carne los aprendizajes que esta pueda dejarnos. Así y solo así es que el día de mañana podremos contar con un club grande, fortalecido y el cual sea de sus Socios y Socias.

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