Mi ascendencia wanderina va de manera fuerte desde el barrio donde yo nací, que es Santa Helena. Teníamos un epicentro de muy buenos jugadores que han salido del cerro, el barrio por mucho tiempo y durante mi desarrollo en la juventud entregó bastante jugadores de Wanderers. Tan solo nombrar a los Hoffman, Carlos que campeonó el 58 y posteriormente continúa la tradición Reinaldo; la familia Hoffman siempre tuvo muy buenos deportistas, el hermano mayor jugó de manera amateur el del Club de Santa Helena, club del barrio donde siempre todos se profesaron amar y defender a Wanderers. Además el grito del Club siempre empezaba con el Ese A Ene, así que todos respirábamos y vivíamos Wanderers de manera constante.

Eran los tiempos donde Omar Aránguiz (Nota: revisar la historia “1966” de Hernán Godoy) era el segundo arquero y mi vecino también, así que mi ascendencia viene con mucha naturalidad; fue siempre común y durante mi niñez, ver a gente del barrio en puestos importantes y jugando por el club, era el barrio que se movilizaba para estar junto a los personajes del barrio que se transformaban en los fines de semana en los personajes de Valparaíso.

Siempre fue un barrio chico, pero muy deportista pero extremadamente destacado:   teníamos  boxeo, íbamos a ver a nuestros boxeadores, a los Barcia. También eran los días donde el bolero bajaba de Santa Helena junto al portento del bolero porteño, Lalo Escobar.  De allá también es la Fabiola Taylor; todos estos personajes muy variopintos pero que todos tenían un denominador común, todos profundamente wanderinos.

Luego me veo viviendo la historia dentro de Wanderers; toda la historia de los Panzers fue el momento en que empiezan las relaciones familiares, personalmente viví intensamente esos años.

Mi hermana mayor, Celia, se había enamorado de Reinaldo Hoffman; así que para esconder en un principio la relación de ellos ante los ojos de mi padre, yo era el “Cupido” siendo el enlace y el puente en todo momento. Para salvar las vallas de mi Papá, habían sobornos como pescado frito o algún tipo de delicadeza de aquellos tiempos cuando Reinaldo viajaba con el club; estos incentivos eran para decir a Celia que estaba Reinaldo esperándola en el Osman Perez Freire o en un lugar cerca de la casa.

Finalmente, quien estaba participando en el primer equipo de Wanderers, era mi cuñado y teníamos una estrecha relación, los momentos que vivió en su permanencia en Wanderers fue donde me hizo compartir con todo el plantel. Desde aquellos años que son personajes naturales en mí, por ejemplo, Juan Olivares, que es el mejor arquero que ha tenido la institución; los conocí a todos porque participaba de los entrenamientos, iba a verlos al estadio y era parte de las celebraciones. Aún recuerdo haber ido todo el barrio ese 5 de Enero al Estadio Nacional para ver empatar al club con los de Audax, posteriormente, los jugadores se visten y horas más tardes se enteran que han salido campeones.

Después de todo esto, yo me quedo en Wanderers porque empecé a ocupar los puestos de Director de Deportes, luego fui Director de Wanderers y he seguido  caminando junto al Decano hasta estos tiempos.

Pase del niño hincha hasta ayudar en su conducción y quedarnos en esta situación natural de ser desde muy chico que Wanderers se vuelva parte de mi familia. Por eso admiro lo que es el hincha de este equipo, ya que hay una mezcla de muchas cosas que finalmente nos vuelve a todos fervorosos wanderinos.

Jorge Castro
Alcalde de Valparaíso