Al momento de tener que escribir una historia en relación a mi experiencia con Wanderers lo primero que se me viene a la mente son recuerdos de mi primera ida al estadio en la final del ascenso en el 95’, el campeonato del 2001 o quizás mas reciente ver Playa Ancha más que lleno en la última final para volver a la primera división donde me emocione más que nunca pero en esta oportunidad prefiero retratar mi experiencia como wanderino fuera de la quinta región, específicamente creciendo en la capital.

El vivir en Santiago sobretodo en un comienzo en una comuna como Macul donde en un 90% son todos indios es bastante complicado más aun crecer en un lugar así ,por ejemplo, todos siempre te webean por ser de un equipo “desconocido” para los niños en aquella comuna, ellos solo conocen a los “tres grandes” entonces ahí te preguntan sobre el club, uno orgullosamente habla de la institución pero cuando uno es chico repoco te comprenden y es mas fácil no pescar y decirte “Oye cámbiate al Colo porque somos campeones siempre” o en aquel entonces “Mira ganamos la libertadores tienes que ser del Colo”, excusas de ese tipo hasta en alguna oportunidad hicieron que vistiera esa camiseta porque en el club que jugaba todos la usaban y todos solo querían usar ese trapo.

También es fome el no tener la posibilidad de ir al estadio al menos un fin de semana de por medio cuando juega de local por el tema monetario, de hecho tuve que esperar mucho para poder conocer el “Mítico” ya que los viajes a la región solo se daban por motivos familiares y no daban los tiempos para ir al estadio o no alcanzaban a coincidir con partidos pero aun así esto ayuda a que cada ida al estadio tenga un significado muy especial. Y bueno el ir acá en Santiago a un partido frente a la U o Colo-Colo no es un buen lugar para ir en familia entonces digamos que nunca fue una buena opción ir al estadio en Santiago mientras era chico más aun en momentos que las barras bravas estaban comenzando y eran bastante violentas.

En fin una de las cosas a las que quiero llegar con esto es que de pequeño me costó mucho poder ser wanderino en un lugar que se puede llamar hostil para el hincha de provincia, si bien nunca renegué cual era mi equipo gracias a que toda mi familia es hincha del club todas estas cosas malas, si se quiere decir de una manera, que me ocurrieron me hicieron valorar más al club y así es como siento que cada vez que logro ver al equipo jugar de cualquier forma en vivo, ver que el equipo logra algo o simplemente algo pequeño relacionado a Wanderers me produce una satisfacción mas grande que cualquier otra cosa debido a la complejidades que tuve que pasar. Al día de hoy si me pidieran hacer algo por el club lo haría a ojos cerrados siendo un sueño ojala algún día poder aportar en lo dirigencial llevando al club a lograr grandes logros deportivos o ayudar de una manera económica mediante auspicio para poder traer jugadores de renombre y así poder obtener estas metas.

 Quizás esta no sea la historia más conmovedora o que haga sentir algo de las que han aparecido o aparecerán en 120 años: 30 historias pero es una experiencia que aprovecho de compartir con otros wanderinos por si algún día sus hijos o nietos les toca vivir esto hagan que se les impregne la verde de cualquier forma porque en un lugar como Santiago todos querrán que sea hincha de un club “grande” pero si su sangre es caturra comprenderá que el club más grande es el Club de Deportes Santiago Wanderers de Valparaíso.