De un tiempo a esta parte la sección de noticias deportivas de El Mercurio de Valparaíso parece el muro de los lamentos hebreo, en cuanto a Wanderers refiere. Múltiples “personalidades”  y/o wanderinos “notables” han expresado su opinión crítica con respecto a la gestión de Ibáñez y compañía. Más no hacia el modelo que permite el “secuestro” de los clubes por parte de personalidades como la de Ibáñez u otro.

La crisis pareciera ser el estado permanente de la Institución. No solo en este periodo si no que al observar la historia de la misma. Lamentablemente nunca hemos sido capaces (cual orientales) de transformar esta en oportunidad, en una oportunidad de consolidación, de ser un club serio, consistente y que responda a la grandeza de lo que provoca a nivel de pasión e identidad.

No es mi idea seguir con las lamentaciones. Mi intención es justamente la de invitarnos  a generar reflexión en torno a que hay más allá de estas. A que nos hagamos cargo. Que hagamos carne lo que cantamos semana a semana al entonar nuestro himno: “…por siempre juremos defender la honra y el nombre del club”.

Tampoco es mi afán hacer poesía. La reflexión a la que invito deberá realizarse sobre datos y realidades palpables. Hoy en día el gasto operacional de la institución bordea los $240 millones de pesos mensuales. Traslados, Mantagua, inferiores, personal administrativo, primer equipo. El gasto en el plantel de honor los $65 millones mensuales. El ultimo plantel para el que se invirtió para ser competitivos (Clausura 2014) costaba alrededor de $130 millones mensuales.

Es decir un club que funcione en todas sus áreas y con un primer equipo competitivo (lo cual no garantiza resultados, pero acerca a ellos) tendría un costo mínimo de al menos  $305 millones de pesos mes a mes. El CDF (en la actualidad, habrá que ver que recursos entregara post licitación) aporta alrededor de $100 millones mensuales. Los dos tercios restantes habrá que salir a buscarlos. Mejora de la experiencia estadio, más y mejor merchandising, mejores contratos con auspiciadores y patrocinadores, gestión e innovación, etc.

Por un lado hay wanderin@s , en los cuales me incluyo, que entendemos que el modelo de explotación aplicado al futbol (pero replicado también en salud, educación y otras áreas con sus especificidades ) es el problema. Por otro lado hay wanderin@s que hacen vista gorda de ello (por desconocimiento u complicidad), atribuyéndolo meramente a un tema de gestión del Club.

Creo que si ambas visiones no son capaces de dialogar y buscar acuerdos mínimos, en lo inmediato seguiremos siendo meros espectadores del secuestro del club por parte de Ibáñez y compañía. Secuestro que además, no olvidemos, fue validado por los socios y socias en su momento.

Creo que aquí es donde la Corporación Santiago Wanderers puede y debe tener un rol fundamental. ¿Quién más podría convocar y propiciar estos diálogos?

Coincido con lo expresado por nuestro presidente en las páginas mercuriales hace días atrás. Los socios y socias, y el hincha en general, no estamos dispuestos a ser comparsa. A observar como transcurren las cosas durante los próximos 22 años.

Si queremos dejar de serlo deberemos ser generosos, dejar los prejuicios a un lado, y ser democráticos en nuestro accionar y capacidad de dialogar.

Que la crisis sea esta vez una oportunidad. Rompamos la rueda de nuestra propia historia. Hagamos carne lo que semana a semana cantamos en el estadio.

Hernan Madariaga A.
@PipaSW

*Imagen portada: Raúl Goycoolea.