Franco Quiroga conversó con Eseaene Radio / foto: LaRedonda.cl

El mediocampista argentino, que tiene contrato hasta fin de año, se ha alzado como buena figura en Wanderers tras superar una rebelde tendinitis aquiliana a mitad de temporada.

Hijo del arquero Tomás Emilio Quiroga que estuvo en varios equipos del ascenso argentino, Franco nació en 1986 cuando su progenitor defendía los colores de Alianza de Cutral Có en la Provincia de Neuquén a la altura de la ciudad de Temuco, pero su estadía fue transitoria pues su infancia la vivió en Temperley, Buenos Aires.

Se inició en el club local y prontamente fue transferido a Olimpo de Bahía Blanca, donde consiguió el ascenso a Primera División, pasó por Nueva Chicago hasta dar el salto y llegar hasta Argentinos Juniors de la mano del entrenador Néstor Raúl Gorosito.

En conversación con Roberto Zamorano, Danilo Márquez, Claudio Soto y Guillermo Argomedo en Eseaene Radio señaló que la salida del “Pipo” y el arribo de otro DT conocido, Claudio Borghi, significaron su venida a Chile.

“Fue el hambre de jugar, las ganas de mostrarme. Cuando llegué a Argentinos tuve la suerte de jugar Copa Sudamericana y tener continuidad. Vino Borghi con otro esquema y en mi puesto habían dos jugadores de selección, el paraguayo (Néstor) Ortigoza y (Juan Ignacio) Mercier”, explicó.

LA ANGUSTIA DE SU LESIÓN: “NO ME ENCONTRABAN LA MANERA DE TRATAR”

El mediocampista, íntimo de Pablo López –“Pablito” para él- con quien incluso compartió departamento tras el terremoto del 27 de febrero- ha tenido un buen año en Santiago Wanderers, consolidándose como pieza clave en tareas defensivas en la zona de volantes.

Sin embargo, vivió duros momentos a mediados de temporada cuando sufrió una lesión al talón de Aquiles de su pierna derecha, justo cuando el técnico que lo trajo, Humberto Zuccarelli, no siguió en el Decano y arribó Jorge Garcés.

Su permanencia en el Decano para 2011 asoma complicada./ foto: Danilo Márquez

“Venía de Buenos Aires con las mayores expectativas y ganas, estuve entrenando los primeros dos a tres días y empecé a sentir un dolor bastante fuerte, el que nunca había tenido”, recuerda sobre esos angustiosos momentos en que “se me hicieron estudios y no me encontraban la manera de tratar”.

Quiroga sorprende al relatar el proceso que vivió para su recuperación. “Me encontré con Andrés Scotti –jugador uruguayo de Colo Colo- que tenía el mismo problema y me dijo que fuera ver a un kinesiólogo que era bastante bueno, que a él lo ayudó mucho, entonces por las mías iba todos los días a Santiago y me hacía atender, entrenaba allá y me devolvía en la noche”, revela.

Aquel itinerario se repitió alrededor de dos meses entre julio y agosto. “Fue un momento bastante duro, a veces uno lo pasó solo y fue más difícil. Cuando pasan estas cosas el apoyo de la familia es importante y yo no la tenía, solo llamados telefónicos y mensajes de texto, pero en ese momento necesitaba un abrazo o una llamada sabia que no estaba”, desahoga.

“SI ME TOCA PARTIR, ME LLEVO LOS MEJORES RECUERDOS”

El contrato de Franco Quiroga, cuyo pase pertenece en parte mayoritaria a une empresa griega y el resto a su manager, expira a fin de año en Wanderers y al igual como sucedió con el eficiente Emmanuel Perea (hoy en All Boys de la Primera División argentina), podría no continuar en la siguiente temporada.

“Ojalá esto siga, pero si la dirigencia así no lo decide, estoy muy agradecido de toda la gente”, comentó y sin rencores “si me toca partir me llevo los mejores recuerdos”, confesando sus deseos de quedarse, aunque todo depende del factor económico.

“La gente ha sido un siete, como dicen acá, pareciera que fuese un chico salido de la cantera del club”, concluye el trasandino.