Nacido el 6 de junio de 1995 en Longaví, Rodrigo es el menor de tres hermanos. Llegó hace un par de meses a Valparaíso con objeto de reforzar al equipo que dirige técnicamente Domingo Sorace. De sus inicios en el fútbol confiesa que “siempre me gustó jugar a la pelota. A los 7 años empecé a jugar en el colegio y después llegué a Estudiantil de Longaví, mi primer club.” Allí comenta haber conocido a una de las personas que más lo ayudó y apoyó en sus inicios como arquero, el profesor Roberto Tapia. Continúa diciendo que a los 14 años “me llamaron para jugar en Linares, ahí me vieron de Colo Colo y me fui a Santiago a la casa Alba”. El por qué de jugar en la posición de arquero asegura entre risas que se debe a que “cuando jugábamos fútbol, mis amigos le tenían miedo a la pelota y me daba rabia cuando les hacían goles.”

Respecto a su llegada a Santiago Wanderers cuenta que “el profe Robles me trajo. Tenía la opción de irme a Universidad Católica también, pero preferí Wanderers. Me entusiasmó la oportunidad que le dan a los jóvenes en el plantel, siempre sacan jugadores de la cantera para el primer equipo.”  A lo anterior agrega que la recepción de sus compañeros fue buena y que hoy en día forma parte de un gran grupo humano, donde asegura “la competencia por el puesto es sana. Los tres arqueros que estamos nos aconsejamos y aprendemos juntos.”

Asegura que el principal objetivo que como serie se plantearon a principios de temporada está el salir campeones, no obstante está consciente de que para eso hay que ir paso a paso: “tenemos confianza en lo que podamos hacer. Desde un comienzo dijimos que íbamos a clasificar a play off y daríamos lo mejor de nosotros para obtener el título.” Para el cumplimiento de tal objetivo afirma que “la principal fortaleza es que somos unidos y siempre nos apoyamos. Si un compañero se equivoca lo levantamos entre todos. Eso nos ha ayudado a estar donde estamos ahora. En lo personal siempre trato de ayudar a mis compañeros y darles confianza.” 

Considerado dentro del grupo de arqueros de proyección del club, Rodrigo ya cuenta con varios entrenamientos con el primer equipo. Al respecto cuenta que la experiencia ha sido “buenísima, es distinto entrenar con los compañeros a entrenar con jugadores profesionales. Los que están en el primer equipo son buenas personas, en especial Reyes y Viana, que me han apoyado harto.”

Sin lugar a dudas que uno de los pilares fundamentales a lo largo de su carrera ha sido su familia, en especial su hermano Luis, quien lo aconseja y acompaña en todo momento. También su madre y cuñada, que hacen todo lo posible por acompañarlo en cada partido:  “mi familia siempre me ha apoyado en todo.  Ellos saben que es lo que me apasiona, por eso han estado siempre conmigo.”

Pese a que la Sub 17 caturra cayó el día de hoy por 3-1 en la semifinal de ida ante Deportes Iquique, la esperanza de avanzar a la final permanece intacta: “acá en Mantagua somos fuertes. El fútbol tiene altos y bajos, y para saber ganar hay que saber perder”, culmina diciendo el joven portero caturro.