El día sábado veinticuatro de Agosto, frente a O’Higgins, Santiago Wanderers vivió uno de sus partidos más amargos en mucho tiempo. El grosero error del cuerpo técnico, que significará la pérdida del partido por secretaría, hace practicamente estéril cualquier análisis de lo sucedido en cancha del minuto 63 en adelante.
A la espera de noticias directivas, hay consenso general en relación a la actitud que debe tomar el cuerpo técnico, presentar su renuncia.

En la previa el partido frente a O’Higgins la consigna era clara, solo servía el triunfo. Luego de la derrota frente a Cobreloa, el Decano no solo perdió su invicto sino que acumulaba tres fechas sin ganar y se estacaba en la tabla de posiciones.

Reyes; Luna, Prieto, Abarca; Méndez, Ormeñoz, Opazo, Torres, Sagredo; Pol y Donoso, dibujando un 3-5-2 en cancha fue la formación para enfrentar a los celestes, en cuanto a nombres el equipo titular de Santiago Wanderers con la excepción del arquero.

Un primer tiempo nefasto, donde el equipo porteño fue incapaz rematar al arco contrario, más allá del buen nivel del equipo rival, quien complicaba el juego del Decano con una presión constante en mitad de cancha, los caturros no lograban elaborar fútbol asociado.

El equipo estaba partido, los principales responsables de esta situación eran los volantes creativos que no lograban convertirse en los protagonistas del equipo y del partido. Un Leandro Torres que cada vez que recibió un balón terminaba arrojándose al pasto calerano y un Boris Sagredo absolutamente perdido por la banda izquierda, incapaz de superar a su marcador o de entregar un pase a los delanteros.

Frente a esta situación el equipo solo podía recurrir al pelotazo para Pol y Donoso, pero sin ningún éxito, haciendo surgir la pregunta entre los hinchas ¿Qué se entrena durante la semana? Hasta Jorge Ormeño, principal figura del equipo en el pasado reciente, mostraba un juego bajísimo, errando en la gran mayoría de los pases.

Por su lado la defensa tampoco mostraba el nivel solvente de los último partidos, seguramente influido por el miedo a sufrir nuevas expulsiones y la inseguridad de David Reyes, especialmente al momento de salir a cortar centros.

El segundo tiempo continuó de la misma forma hasta que llega el gol de Pablo Calandria mediante lanzamiento penal, frente a este escenario adverso llegaron los cambios, los cuales pese a darle una mayor dinámica al ataque porteño marcaron el fin anticipado del partido.

Podríamos decir que Cellerino se vio mejor al lado de Pol que Donoso, o que Castillo hoy es una mejor compañía para Torres que Sagredo, formando una sociedad que le daba mayor velocidad al mediocampo creativo. Sin embargo lo anterior no vale de nada, ya que desde el minuto del ingreso de Gastón Cellerino el partido estaba perdido.

El error de Ivo Basay y todo su cuerpo técnico es impresentable, en el fútbol profesional no hay lugar para excusas, más aun si anteriormente había sido advertido de la situación de los extranjeros en el plantel.

El escenario solo tiene una respuesta posible para un cuerpo técnico íntegro y digno, presentar la renuncia, así lo han hecho quienes han incurrido en el mismo error, ya que así es como debe ser.

Solo queda esperar a que Ivo Basay tome una decisión o en su defecto el directorio, quienes podrían cesarlo de su cargo si el técnico en un nuevo acto de soberbia y arrogancia estima que no es pertinente renunciar.

Por respeto a sus jugadores, directivos y sobre todo a los hinchas (quienes viajan hasta la ciudad de La Calera con todo lo que significa en cuanto a tiempo, dinero y comodidad) solo cabe su renuncia.

Si existe justicia, Ivo Basay no dirigirá el partido frente a Universidad de Chile en el estadio Nacional.