Terminado el apertura para Wanderers es tiempo de balances, evaluaciones y conclusiones.  Comenzando el 2011 la directiva prometió un equipo protagonista que pelearía los primeros lugares, se habló de no bajar del quinto lugar y de buscar la clasificación a la copa sudamericana.

Juan Pablo Enríquez
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Cuando teníamos el plantel armado y frente al descontento del hincha por la notoria falta de jugadores, se continuó con el mismo discurso optimista, de que teníamos un equipo de categoría y llegaríamos a playoffs para pelear el campeonato. Fecha 17 terminada y no estamos ni siquiera cerca de los objetivos trazados. Wanderers terminó el apertura en la posición 14 con 19 puntos, 23 goles a favor y 31 en contra. Lejos, muy lejos de lo prometido.

Desglosando la información tenemos que Wanderers en todo el campeonato jamás superó el lugar número 11 de la tabla de posiciones. Nuestro mejor rendimiento fue la medianía de tabla, de la mitad hacia abajo para ser precisos, es decir, Wanderers en todo el campeonato nunca estuvo metido en la pelea por los puestos de avanzada, ni siquiera cerca de estos, pese a tener un campeonato irregular donde el único equipo que destacaba por sobre el resto era la UC.

De los 19 puntos obtenidos, 17 se ganaron en Playa Ancha (5 victorias y 2 empates), mientras que de visita sólo rescatamos 2 puntos, transformándonos en el equipo con peor rendimiento en calidad de visitante. Wanderers fue un equipo absolutamente bipolar, podríamos usar el término irregular, pero creo que en este caso no ha lugar, ya que se mostró una particular regularidad, un juego absolutamente predecible; el equipo ganaba de local y perdía de visita, “parejito” como diría Charly Badulaque.  Sostengo que fuimos regulares, ya que siempre se jugó mal, si bien en un par de partidos se vio un intento de buen juego (factor importante era la calidad del rival que se tenía en frente). Wanderers cuando ganaba era gracias a genialidades individuales y por la suerte de tener al mejor del campeonato jugando de verde con la 16 en la espalda. Por otro lado, el término irregularidad implica incertidumbre, pero Wanderers era el equipo más predecible de todos.

Como dije en una columna anterior, los refuerzos no fueron tales, tanto así que para el último partido con Calera no fueron citados ni Tetes ni Pérez. Terminamos jugando el campeonato con nuestros canteranos, con los mismos del año pasado; Reyes, Godoy, Parra, Méndez, Ubilla, Opazo,  Muñoz y Silva fueron los que salvaron la plata en esta pasada, los que tenían que morder la rabia cuando se perdía, porque sienten la camiseta tanto como nosotros los hinchas.  Pero por mucha garra que se ponga y por mucho que se corra, si no cuentan con jugadores de experiencia a su lado que les den la tranquilidad necesaria para hacer su juego, que sepan manejar los partidos cuando estos se ponen difíciles o que puedan controlar la ansiedad frente al impedimento de no poder hacer un gol, de poco sirve el esfuerzo de los jugadores de casa. En síntesis, penó la falta de refuerzos que le diesen categoría al equipo y que los jóvenes pudiesen aprender de ellos.

Punto aparte es el DT, tema complicado, porque Llop no es un chanta como otros que han venido al puerto. El tipo sabe de fútbol, tiene recorrido internacional y una visión de juego que agrada al wanderino: ofensivo, rápido y directo. Sin embargo, Llop nunca pudo plasmar en la cancha su idea de juego, no contaba con los jugadores para ello, y si a eso le sumamos que jugadores que eran claves en el esquema como López, Barrales o Pérez, no tuvieron el rendimiento que se esperaba, nos quedamos con un equipo cortado, sin juego asociado que debe recurrir al pelotazo y prenderle velas al goleador Carlos Muñoz.  Cuando en un grupo las cosas no funcionan, el líder de este debe admitir los errores, buscar soluciones y hacer cambios. Una máxima para un líder es «todo error es tu error», pero Llop se demoró 14 fechas en cambiar el esquema y jamás admitió que los equipos que el paraba en la cancha no funcionaban. Nula autocrítica, prefería culpar a errores puntuales de sus jugadores. Por lo demás, mostró una actitud de excesiva calma, pareciera que vive en un mundo de fantasía cuando sonriente habla de que todos lo estamos pasando muy bien y que los problemas se van a solucionar solo. Un camino que sólo lleva al fracaso.  Llop el segundo semestre debería tener todas las facilidades por parte de los dirigentes en materia de refuerzos, para poder poner en cancha de una vez el equipo que tiene planeado en su cabeza, para el bien de él mismo y el de todo el equipo.

La conclusión es bastante obvia: un fracaso deportivo. No se cumplieron los objetivos propuestos y ni siquiera se estuvo cerca de esto. Además esto no se consiguió porque se jugó muy mal durante todo el semestre. Más que méritos de los rivales, era que nosotros no dábamos un nivel mínimo en un torneo mediocre. La mejor prueba de esto es lo apretada que terminó la tabla de posiciones del quinto lugar hacia abajo. Claramente los primeros responsables son los dirigentes, ya sea por no invertir como corresponde para lograr lo que ellos querían o por invertir mal, como por hacer mal su trabajo nuevamente.  Si la causa es la segunda alternativa, estos deben dar un paso al costado en la toma de decisiones deportivas y traer a alguien (gerente técnico) que esté capacitado para el cargo, y dejar de botar la plata en refuerzos mediocres.

Wanderers está ahí, sólo un puesto arriba de la promoción y casi sin margen de error de cara el segundo semestre, no nos podemos volver a equivocar, hay que comenzar ganando o vamos a estar todo el año pensando en no caer a la B.

Tenemos la base del equipo, pero esta debe ser potenciada (estamos igual que en diciembre del 2010). Al parecer Llop se quedará con el 3-5-2 (el mismo que usaba Garcés y con los mismos jugadores) y ahora le toca a los dirigentes cumplir su parte. Si quieren un equipo protagonista deben invertir para esto.  Necesitamos los refuerzos que le den categoría al plantel, hay que lograr esa mezcla ideal entre juventud y experiencia que tienen los mejores del mundo. Ya basta de discursos bonitos, es momento de actuar. Urge un lateral izquierdo, un central que ordene la defensa, un habilitador que alimente a Barrales (porque este no se va a ir mientras esté Llop) y un delantero goleador ante la eventual partida de Muñoz. Ojalá jugadores probados del medio local y no apuestas extranjeras.  Si esto ocurre, podremos ilusionarnos con llegar a Playoffs y pelear arriba, pero si se repite la historia de los últimos años vamos a terminar con la calculadora en la mano sufriendo hasta  la última fecha.

El que nos vaya bien no es tan difícil, pero todos los que formamos parte de Santiago Wanderers de Valparaíso debemos poner de nuestra parte. Los hinchas para variar cumplimos apoyando y asistiendo al estadio todo el año con una campaña horrible, pero nuevamente nuestro esfuerzo no se vio recompensando por los otros actores de este club. Esperemos que el segundo semestre esto cambie y terminemos el año felices celebrando en las calles porteñas.

¡ADELANTE WANDERERS!