Las comparaciones con el Clásico jugado en la última fecha del torneo del 2000 con el que se jugará este sábado abundan, aunque aquella vez el Decano respiraba mucho más tranquilo y le bastó con un empate 1 a 1 para mandar a los ruletas a la B. De todos modos, a modo de previa te invitamos a recordar ese histórico partido en que  Wanderers fue el sepulturero de las ratas.

Pormenores

El partido fue jugado el sábado 16 de diciembre en el estadio Valparaíso de Playancha, y fue arbitrado por Mario Sánchez.

La duda en la previa

Mucho se especuló durante la semana previa al partido sobre un supuesto acuerdo de las dirigencias de ambos clubes ( Reinaldo Sánchez encabezaba a los verdes y Aldo Caprile a los viñamarinos) para salvar a Everton, algo que finalmente no ocurrió.

Protagonistas que se repiten el plato

Son dos los que volverán a vivir esta parecida instancia. Uno en la cancha y otro en la banca. El primero es Moisés Villaroel y el otro Jorge Garcés, quien recién el año anterior había ascendido al Verde a primera división y tuvo una campaña más que aceptable en su  regreso a la serie de honor, quedando en la medianía de la tabla y luchando hasta la antepenúltima fecha por ingresar a la liguilla por Copa Libertadores. Peineta celebró el empate ante Everton como una final e incluso fue paseado por la camilla móvil mientras los hinchas coreaban su nombre.

Navia y sus ganas de derribar al ruleta

Reinaldo Navia había sido vendido un par de semanas antes al Tecos de México, y para el penúltimo partido, ante Palestino, no había sido considerado. Los dirigentes pedían que Navia no jugara el clásico porque Wanderers no se jugaba nada deportivo en ese partido y cualquier lesión podía arruinar la transacción, pero el odio del “Choro” por los evertonianos fue más fuerte y exigió jugar el partido para verlos caer. Demás está decir que fue despedido con una ovación por la hinchada, mientras celebraba como si hubiera ganado un título.

La otra despedida

Otro que culminó su proceso en Wanderers esa noche fue Rodrigo Pérez. El ex seleccionado nacional completaba su cuarta temporada en el Decano y el broche de oro de su adiós fue un impecable tiro libre que le dio a los verdes la tranquilidad del 1-0 al minuto 67. También fue ovacionado al final del partido.

Durmiendo con el enemigo

Arturo Sanhueza vivía su jornada más amarga en la tienda ruletera, sin saber que al año siguiente estaría tocando el cielo justamente  campeonando con sus verdugos de aquella noche.

Ataúdes y coronas

La hinchada de Wanderers esa noche cambió las banderas y papel picado por ataúdes y coronas de flores que se pasearon por el público y que incluso estuvieron presentes en la cancha gracias al Loro.

Mirá que distintos somos…

Aunque es un dato habitual a la hora de hablar de un clásico, extrañó que la hinchada viñamarina haya llegado en tan poca cantidad considerando la trascendencia del partido. En épocas donde la visita aún utilizaba la galería norte, los ruleteros apenas alcanzaban para cubrir el espacio del antiguo tablero marcador de goles.

El sepulturero ruleta

Quienes dicen que Jorge Aravena no hizo nada por Wanderers están equivocados, pues fue el “Mortero” el encargado de mandar a la B a los del estero desde la banca técnica.

Formaciones:

Wanderers: Carlos Toro; Moisés Villaroel, Héctor Robles, Manuel Valencia, Rodrigo Perez; Gabriel Mendoza, Jorge Ormeño,  Mauricio Rojas, Rodrigo Nuñez (Renato Garrido) ; Marcelo Corrales (Joel Soto) y Reinaldo Navia.

Everton: Aníbal Pinto; Juan Luis González, H.Muñoz, Camilo Rozas(A. Verdejo) , Víctor Guglielmotti; Marcelo Peña, Arturo Sanhueza (R. Duarte) , Marcelo Fracchia, Moisés Ávila (Ariel Pereira) ; Daniel Pérez y Mario Cáceres.

Raúl Perez Salas
Periodista
Panelista Show de Goles
http://twitter.com/raulperezsalas