Terminada la penúltima fecha del campeonato y luego del punto sumado en Rancagua, Santiago Wanderers de Valparaíso queda oficialmente como el equipo con peor rendimiento de visita de toda la Primera A.

Juan Pablo Enríquez
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Los números dicen que en 9 partidos jugados fuera de Playa Ancha no ganamos ninguno, empatamos 2 y perdimos 7, sumando un total de 2 puntos de 27 posibles. Además, somos el equipo con la peor diferencia de goles y el más goleado: 7 goles a favor (menos de un gol por partido jugando fuera) y 24 en contra, dejando una diferencia de -17 goles. Sólo Cobresal podría superarnos en la peor diferencia de gol, porque por puntaje, con sus 3 míseros empates y aún con un partido de visita por jugar, ya son más que el Decano.

Nuestra historia dice que nos hacemos fuertes de local y de visita nos cuesta bastante y este torneo no ha sido la excepción,  ya que si uno revisa el rendimiento en Playa Ancha estamos en los primeros lugares, más allá de no realizar un buen juego en algunos partidos, sumábamos los puntos. Cumplimos con nuestra primera obligación que era ganar en casa, sólo fallamos contra Palestino y San Felipe. Si Barrales metía el penal contra los árabes y si no hubiésemos sido tan erráticos contra los del Aconcagua, estaríamos en zona de play-offs siendo el equipo con peor rendimiento fuera de casa. Sin embargo, para un equipo que aspiraba a conseguir algo importante, como se dijo a principio de año, esto no basta,  también hay que saber ganar fuera.

Revisando las derrotas tenemos el partido contra Ñublense, que lo perdimos por un error al final, pero que tampoco supimos desnivelar a nuestro favor. Mala suerte, puede pasar. Contra Unión Española un partido donde el local siempre tuvo el control del juego y ganó bien, más allá de que lo pudimos empatar más garra que con buen fútbol.

Luego vinieron, a mi juicio, los 2 mejores rendimientos de visita, pero donde tampoco se pudo ganar y marcar diferencias. Primero contra Huachipato, partido absolutamente para Wanderers que partimos ganando, pero un par de errores nos dejan grogui y terminamos goleados, con cero capacidad de reacción. Luego contra la UC, el mismo cuento, primer tiempo sólo para Wanderers donde también partimos ganando, pero finalmente nos empatan. No era un mal resultado contra el mejor equipo del campeonato. Sin embargo luego de eso vinieron sólo fracasos, derrotas con goleada incluida.

Viajamos a Iquique luego de un triunfazo ante el Morning en casa, Llop cambia el equipo para incluir a Barrales  y dejar fuera a Silva, quien había sido el mejor del último partido, y no vimos una. El colista del campeonato nos metió 4 y terminamos con dos expulsados.

Siguiente partido fuera, contra los santiaguinos de azul en Santa Laura, partido «perdible» en el papel, pero veníamos con la ilusión que nos generaba un nuevo triunfo de local por goleada. Lo mismo que contra Iquique; Llop cambia el equipo para hacer jugar a Muñoz con Barrales, ya sabiendo que no funcionaban juntos si se jugaba con tres delanteros. Nos hacen 4 nuevamente y parece que para nuestro DT no vale la máxima «Equipo que gana repite».

Nueva salida, ahora a Serena, equipo del fondo de la tabla que no había ganado nunca de local en el campeonato. ¿Cómo terminamos? Perdiendo 3-1 con errores groseros del arquero Viana que le costaron la titularidad, pero nuevamente lo mismo, Wanderers no jugaba a nada, el descuento se conseguía con garra, no con juego asociado y este ímpetu no duraba más de 20 minutos. Ya teníamos chapa de «equipo levanta muertos».

Audax Italiano era el próximo rival y nuevamente estaba ilusión de traer algo de vuelta al puerto, considerando que el año pasado nuestro primer triunfo de visita fue precisamente ante los andinos. Además, nos precedía un triunfo de local y un buen juego contra la U de Conce, sobretodo en el segundo tiempo. ¿Equipo que gana repite? No para Llop. Cuarta goleada consecutiva y el peor partido del año por lejos. Nuevamente 2 expulsiones (que sirvieron para arreglarle el equipo al DT) y quedó para el recuerdo como el último partido como titulares de nuestros «refuerzos» extranjeros.

Finalmente llegamos al partido de esta fecha, la última salida en busca de romper la racha negativa, de conseguir el primer triunfo de todo el año y hasta soñar con play-offs. Llop repitió el equipo que le ganó a Cobreloa, pero nuevamente nada, nuestro conductor Pablo López no tocó la pelota durante todo el partido, no se aprovechó a los laterales volantes, no pasaban al ataque, la defensa muy desordenada y perdiendo las marcas (en pelota parada y en movimiento) todo el partido. Sólo llegábamos mediante pelotazos y tiros libres ante un O’Higgins que trotaba en la cancha. Pésimo partido que se empató gracias al buen ingreso de Ubilla (con 20 minutos en cancha fue más que todo el equipo) y al puntete del Seba Méndez, otro valor rescatable del partido y uno de los jugadores más queridos por la hinchada por su entrega en la cancha. Quedaban 10 minutos, y si bien el empate fue un regalo, Llop debió tratar de ganar el partido en lugar de aguantar el resultado. El punto no nos servía de mucho más allá de lo anímico y de ser un merecidísimo premio para el 5 verde, quien realiza el trabajo silencioso en el decano y entrega todo de sí cada vez que le toca jugar.

Balance de estos 9 partidos fuera de casa: nada que rescatar, un primer tiempo contra la UC y paremos de contar. No se sumó de a 3 ni se jugó bien, además de salir goleados en la mayoría de los partidos. No se repetía lo que se hacía de local. No es posible que los mismos jugadores tengan rendimientos tan dispares de una semana a otra, como tampoco es posible que el DT cambie esquemas que dan resultado con el fin de hacer jugar a sus regalones.

Soluciones:

Jugadores de experiencia que guíen a los jóvenes paro que no sucumban ante la presión del público rival y un escenario adverso. Aunque no me guste decirlo, en el partido contra la U de Chile se demoraron media hora en sacarse el miedo.

En caso de seguir Llop, que se deje de hacer tantos cambios innecesarios. Los jugadores necesitan jugar partidos seguidos, no se puede estar experimentando todas las semanas, porque así no se consigue un buen juego. De local podemos sacar el partido adelante metiendo y empujando, porque se tiene la confianza y el apoyo del público, pero de visita la cosa es distinta. Este campeonato nos dejó claro que cuando a Llop no le funcionaba el 11 inicial, no había vuelta atrás, era derrota segura y los cambios sobre la marcha no daban resultados. Hay que alcanzar regularidad que nos permita rendir bien en cualquier cancha.

Para la última fecha, ganar a Calera sí o sí, es necesario para empezar un clausura pensando en llegar arriba y no en el fantasma del descenso. Ahora es cuando la dirigencia debería dar una promoción de verdad, un premio a los hinchas que sufrimos con esta nefasta campaña siguiendo al equipo.

Y para los que gastaron su dinero siguiendo a Wanderers por todo Chile, viendo como nos goleaban en todos los partidos, un aplauso por aguantar tanta frustración y seguir firmes junto al Decano.

Con promoción o sin ella, a llenar el mítico Playa Ancha de Valparaíso.

ADELANTE WANDERERS