Comencemos por la defensa, para este partido se dispuso un cambio de posiciones con los mismos nombres. Frente al bajo rendimiento de Luna como lateral derecho se decide devolver a Opazo a esa banda, se pone a Luna al centro de la zaga con Robles y a Prieto como lateral izquierdo.
Un cambio que no mejoró en nada el funcionamiento defensivo del Decano, en primer lugar por ser una defensa improvisada donde cada uno corría detrás de la pelota, sin disciplina táctica alguna. Esta situación de desorden nos dejaba espacios tremendos en defensa que era una invitación a los jugadores rivales para llegar al arco de Viana. Daba verguenza ver a los jugadores corriendo a cubrir los errores de sus compañeros, los cuales eran motivados por el desorden inicial, propio de toda defensa improvisada.
Por otro lado tenemos el problema de la proyección de los laterales. Mauricio Prieto es un jugador que siempre deja todo en cancha y no tiene problemas para tomar las banderas y mandarse en ataque, sin embargo no tiene la habilidad para sacar un centro a la carrera o ser el complemento para Matías Mier, pasar por su espalda y tocar de primera como lo hizo Oscar Opazo en el primer partido. Con la disposición de Prieto como lateral se perdió una sociedad por la izquierda, lo que hizo ver mal a Mier porque no contaba con el apoyo necesario para hacer daño por su banda.
Por su parte Opazo rara vez pasaba de mitad de cancha, recién se volvió una constante cuando el equipo buscaba el empate solo con amor propio, la instrucción de la banca parece ser clara, solo pasar al ataque cuando se esté perdiendo. Se quiere apostar al ataque por las bandas pero se teme a doblar por fuera con los laterales pasando a la espalda de los volantes ¿Quién entiende?
Ahora vamos al funcionamiento ofensivo recordando lo que se dijo luego del partido frente a Audax Italiano.
«Ahora viene Palestino, un equipo que también espera atrás, con un técnico que apostará a anular el juego de Wanderers al igual que lo hizo Audax Italiano. Si fuera otro quien está en la banca diríamos “ya se aprendió la lección, el próximo partido será distinto. Pero tenemos a Ivo Basay.»
Como lo anticipamos, Ivo no aprendió la lección, y frente a Palestino se volvía a chocar contra una muralla defensiva. No es posible que un equipo no maneje más de una variante en ataque, no es posible que no se disponga de un plan alternativo para superar al rival. Santiago Wanderers tiene una idea única de ataque, la cual nuevamente fue fácilmente controlada por el rival, frente a esto la banca no hace nada, y se terminan tirando pelotazos los últimos veinte minutos.
Al igual que frente a Audax Italiano fue Jorge Ormeño quien en la desesperación debió cumplir labores de lanzador esperando que sus compañeros en ofensiva capturaran algún balón ¿Alguna idea de juego? Nada ¿Alguna jugada construida? Nada ¿Alguna indicación desde la banca? Nada.
Hacer ingresar a Parra por Mier, mandando a Sagredo a la izquierda y a Ormeño como enganche es como decir «arréglenselas como puedan, suerte». Si se logró empatar fue gracias a jugadas fortuitas y aciertos individuales, por este motivo no da para festejar a pesar de ser una remontada,Wanderers no sabe a que jugar y eso es preocupante, un equipo no se mantiene solo con ganas, necesita fútbol.
Es desagradable ser reiterativo pero la situación es insostenible, hoy Santiago Wanderers en su juego es pura improvisación, no hay preparación desde la banca ni capacidad de reacción durante los partidos. Es tragicómico que el mejor partido en meses del Decano sea uno jugado luego de un largo período sin que el DT hiciera fútbol con sus jugadores ¿Qué mejor evidencia para demostrar quien es el principal responsable del bajo rendimiento del equipo?
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