En la actualidad, es complejo comprender un club deportivo y si es Santiago Wanderers, un poco más. No hablo de la historia, ni los títulos, sino de la triada que estructura a Wanderers como institución integral. Los tres componentes centrales tienen relación con lo propiamente institucional, lo deportivo y la relación club-hinchada/afición. La conjunción de estas partes asegura el éxito futbolístico, pero bien sabemos que es muy difícil lograrlo y que son pocas las instituciones deportivas a nivel mundial que saben llevarlo a cabo, porque se debe contar con un sustento financiero sostenible y personas idóneas en los cargos directivos.

Santiago Wanderers comienza un nuevo año en un contexto álgido, donde los conflictos con la Sociedad Anónima se fundamentan principalmente en la coyuntura club-hinchada, ya que el alza del valor de las entradas y la división del sector Andes, demuestran una disonancia tremenda entre la dirigencia caturra y la realidad de una ciudad como Valparaíso, con altos índices de desempleo y precariedad laboral. En ese ambiente, se desarrolló una novedosa noche verde, opaca y desabrida en el espectáculo de calentamiento al partido y francamente miserable en el servicio al hincha, con baños inundados, deteriorados e incluso cerrados, y con una gran cantidad de butacas sucias, lo que ya viene siendo tradición en el Elías Figueroa. Estar en la serie B del fútbol chileno no les da el derecho para mantener un mal servicio y menos con el alto costo de las entradas. Si vamos a pagar más, que nos entreguen mucho más, dentro y fuera de la cancha. Pero sabemos bien que esto no sucederá, ya que las políticas comerciales de la Sociedad Anónima de Santiago Wanderers se definen en base a las necesidades del empresariado, personificado en Nicolás Ibañez y no tienen como objetivo la satisfacción del hincha, ya que dentro del discurso del fútbol mercado, el hincha solo vive de lo deportivo, del exitismo, del triunfo y de las copas. La relación entre el hincha y la directiva de la S.A. no existe. Y para peor, lamentablemente, en lo deportivo las cosas no han sido buenas. Esta dirigencia se hace cargo de una mesa de tres patas, que no tiene patas, porque las vendieron.

Ahora tomo aire ante tanta rabieta y me contengo. Pues bien, dentro de esta triada lo más importante siempre será lo que suceda dentro de la cancha, para bien o para mal. Fue así como Wanderers enfrentó al O’Higgins de Marco Antonio Figueroa que con cerca de 7 refuerzos pone término a la pretemporada, esperando el primer partido del torneo de Primera División contra Huachipato como visita.  Con gol de Marco Medel por medio de un tiro libre preciso al ángulo del buen arquero Luis Ureta (sub20), el Decano culminó una serie de partidos amistosos de cara al torneo y su debut contra Rangers en Valparaíso. La formación de (el ya reconocido guapetón) Miguel Ramírez contra los celestes, estuvo marcada por el posicionamiento de Francisco Alarcón como central, debido a la suspensión de jugadores como Ampuero y Luna para la primera fecha, los cuales sin mediar aquello, deberían trabajar como defensas centrales durante el campeonato, además, de la titularidad de Rebolledo en el sector defensivo y Lanaro como acompañante de Gutiérrez en la delantera. En ese sentido, Wanderers formó con Viana; Rebolledo, Alarcón, López, Fernández; Cuadra, García, Medel, Valenzuela; Gutiérrez y Lanaro. Los ingresos de Gama, Ampuero, K. Valenzuela, Marín y Altamirano, dieron un poco de aire al plantel caturro durante la segunda parte.

El funcionamiento del equipo no se distancia mucho de lo que se hizo en el torneo pasado, con un venezolano deslumbrante por las bandas y eje central del juego ofensivo del equipo de Ramírez. El sábado, el equipo mantuvo la esencia del técnico. Jugadores como Mauricio Viana, Matías Fernández, Mario López, Adrián Cuadra, Luis García y Enzo Gutiérrez, son jugadores probados, que a pesar de cometer errores al borde del área, ya sea en el posicionamiento defensivo, en la salida con balón, en la definición y el cierre de las jugadas ofensivas, mantienen una comprensión que Miguel Ramírez supo impregnar durante la segunda parte del torneo pasado. En el caso de Nelson Rebolledo, nos encontramos con una grata sorpresa, un jugador ordenado con buena llegada a fondo del área y que con lo poco que lleva en el club, deja un buen gusto y entendimiento con sus compañeros. Creemos que puede ser un buen aporte al equipo en el sector defensivo. Si hablamos de Francisco Alarcón, su posición como defensa central es de apuro, por las suspensiones que ya vimos anteriormente. En ese sentido, el ex Unión Española lo hizo bastante bien, declarando en La Estrella que “mientras pueda ser un aporte al equipo, lo voy a hacer”. Creemos que sí lo fue y que cuando vuelva a su posición en el medio campo, continuarán sus buenas actuaciones. Cuando eso suceda, las transiciones de defensa a ataque serán mucho más claras, ya que el posicionamiento de Alarcón entrega roce en mitad de cancha y la salida por parte de Marco Medel y Luis Valenzuela, serán claves.

Contra O’Higgins se vieron interesantes transiciones hacia las bandas, para luego buscar a los delanteros en el centro del área, tal como sucedió el año pasado con Ramírez. Por lo que vimos el torneo anterior, las variantes ofensivas de Wanderers eran muy pocas, dependiendo de destellos de habilidad o jugadores desequilibrantes. Es aquí donde Gustavo Lanaro toma una importancia trascendental, porque es el 9 incisivo que puede darle oxígeno a un equipo con escasas variantes en ofensiva y que puede aprovechar de buena manera el avance de Valenzuela y Medel para tiros de distancia, además, de provocar faltas al borde del área para lanzamientos libres con peligro.

En general, el equipo se ve aceitado y comprende lo que busca el técnico, no pasó altas preocupaciones con un equipo de primera división y demostró que puede mantener una forma de juego durante bastante tiempo con el marcador a favor.

Wanderers comenzará un nuevo torneo, en un ambiente complejo en lo institucional y decadente en lo económico, pero auspicioso en lo deportivo. Los tres puntos es la única opción ante Rangers, Miguel Ramírez lo sabe.

Para ser campeón, tenemos que ganar.