Hace tiempo que Wanderers no tenía una semana tan movida y noticiosa, la venta de Muñoz, la vuelta de Peineta al puerto, el estallido social en Playa Ancha y la reciente salida de Llop y su cuerpo técnico.

Juan Pablo Enríquez
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El fin de semana nos pillaba ansiosos a todos los wanderinos, por fin volvía el fútbol de verdad, por los puntos y con todos los refuerzos que en el papel y en los entrenamientos, prometían. Más allá de que algunos hasta pedían una derrota de Wanderers (no sé qué tan wanderinos serán esos) para apurar la salida del DT, este partido con Ñublense se presentaba como una gran oportunidad para despegar y agarrar confianza ya que jugábamos de local y el rival tenía poco y nada que ofrecer.

Domingo de sol para recibir la vuelta de Peineta al puerto quien como todo un rockstar era vitoreado por los hinchas wanderinos, curiosa situación que se reciba con tanta felicidad al técnico del equipo rival, pero bueno Garcés tiene historia en Valparaíso y si de algo sabe es de show, saludó a todos los que pudo, recibió regalos y hasta regaló entradas.

En la vereda del frente teníamos al odiado Juan Manuel Llop, quien ya no daba más al mando de este equipo, sumado al mal juego y a la nula autocrítica ya había perdido todo el respaldo de los hinchas y la credibilidad de los jugadores, hasta me atrevería a apostar que la mayor parte de la dirigencia lo quería fuera, pero se negaban a despedirlo para no tener que indemnizar a otro DT.

Y empezó el partido, entre protestas de los hinchas Wanderers comenzaba un nuevo torneo, se repetía el 4-3-3 de la copa Chile pero ahora con uno de los refuerzos en cancha, Rusculleda tomaba la posición de 10 y hacía jugar al equipo, por fin después de mucho tiempo se veía un orden, una idea de fútbol, hasta Michael Silva estaba corriendo ante la presión de perder el puesto por la llegada de un nuevo jugador en su posición.

No iban más de 5 minutos y Wanderers se encontraba con un penal a favor, Godoy se pone frente a la pelota y lo patea de forma horrible, tercer penal consecutivo que perdía Wanderers, sin embargo, más allá de la frustración del momento daba la impresión de que sería un partido sin sobresaltos y terminaríamos ganando a Ñublense después de mucho tiempo.

Wanderers tenía la pelota, Rusculleda era protagonista y habría la cancha haciendo participar a los punteros de para que estos lanzaran centros al área rival, el equipo jugaba para Barrales, se superaba la falencia de la primera parte del año donde el 9 verde no recibía pelotas y debía salir del área, perdiendo poder ofensivo, ya no había excusa, tenía que hacer goles ¿pero qué pasó? Centro tras centro y Barrales no veía una, no ganaba por alto ni por bajo, no corría no saltaba, una actitud totalmente displicente en el campo de juego provocando la ira de los hinchas porque si hay algo que el wanderino no puede perdonar es que los jugadores no mojen la camiseta.

Se acaba el primer tiempo, empieza el segundo y se repetía la historia, el equipo jugando para un jugador pero este jugador ni siquiera se esforzaba por colaborar con el equipo, el hincha ya perdía la paciencia porque no le hacíamos un gol ni al arco iris. Llop trata de cambiar la situación con 2 cambios, primero hace ingresar a Nicolás Martínez el último de los refuerzos en debutar y que dejó una buena impresión hasta que el partido cayó en un hoyo y tanto verdes como rojos se olvidaron de jugar. Y unos minutos después el Flaco Núñez sacaba a Barrales quien se iba de la cancha realizando gestos ofensivos a los hinchas que lo criticaban con justa razón, sería mejor que aprovechara que los libros de pases no se cierran aun para buscar nuevos horizontes porque en Wanderers no lo quiere nadie.

Pasados los minutos el partido se vuelve un fiasco, ninguno de los 2 equipos mostraba nada y la paciencia del hincha se agotaba hasta que Franco Quiroga pierde una pelota en la mitad de la cancha, Ñublense se va en contragolpe y hace el 1-0, en ese minuto Playa Ancha explotó.

Luego del gol de Ñublense a ningún wanderino en el estadio le importó el partido, ya no valía la pena seguir viendo el nefasto espectáculo que daban nuestros jugadores en la cancha, es así como se produce lo que denomino, el estallido social wanderino.

Galería, Andes, Pacífico y Butaca contra nuestro dirigentes, el gol de Ñublense fue la gota que rebalsó el vaso, este vaso que comenzó a llenarse con la nefasta campaña del 2008, con la gran cantidad de refuerzos que llegaban con cartel de estrellas y no estaban ni pal Alejo Barrios (con el respeto que me merece el fútbol amateur), la venta de Mena a un equipo de Santiago incumpliendo promesas de campaña, la irregular salida de Garcés a fines del 2010 para terminar con la venta de Muñoz a Colo-Colo unos días atrás con todas las irregularidades y las mentiras que todos conocemos, todo esto adornado por malas campañas y un discurso conformista, nos trataban como tontos cuando todos teníamos claro que la cosa andaba muy mal. Wanderers era un polvorín que sólo necesitaba una chispa para explotar, en este caso una nueva derrota.

Mientras en Pacífico y butaca la gente se paraba de sus asientos para encarar a los dirigentes aprovechando la cercanía, un grupo se pasaba de galería a tribuna para hacer lo mismo llegando hasta el palco mismo, en eso carabineros lleva a todos sus efectivos hacia la zona vip (había que cuidar a los poderosos) descuidando la zona de galería y permitiendo el ingreso de los hinchas a la cancha para encarar a los jugadores o simplemente para manifestar el descontento con lo que estaba pasando en nuestro club.

Partido suspendido y caos en Playa Ancha que nadie podía detener, acá no vale hablar de «barristas violentos» como generalmente lo hace la prensa, acá nos movimos todos, desde el niño de 10 años hasta el abuelo de 80, es que la situación de Wanderers ya es insostenible, el hincha despertó y no va a parar hasta tener el Wanderers que nos merecemos. Poco nos importan los posibles castigos cuando, y como dice nuestro himno, nuestro deber es «defender la honra y el nombre del club», mejor que esto pase ahora porque aún hay tiempo para mejorar.

El día termina con dirigentes escapando del estadio escoltados, entre insultos de los hinchas y sin dar declaraciones, cuando el pueblo ruge los poderosos tiemblan, cuando un estadio completo se manifiesta, los dirigentes agachan la cabeza y huyen a sus casas.

Lunes con Wanderers en las portadas de los diarios regionales por los incidentes del día anterior, pero para sorpresa de todos ya avanzada la tarde nos llega una buena noticia, Llop renuncia a Wanderers, un pequeño respiro dentro de todo esto para empezar de nuevo y ver cómo sacar a Wanderers adelante.

La salida de Llop es un triunfo pero no nos engañemos, esto no va a terminar con los problemas de Wanderers, eso va a pasar cuando logremos sacar a las cabezas, a los que se reúnen en Santiago y ni conocen Valparaíso, a los que ven a este club como un supermercado y poco y nada les importa lo que pase con el siempre y cuando genere utilidades, ese es el enemigo real el que tiene apellido Eguiguren, Bejide e Ibáñez.

Sin embargo la salida de Llop es el mejor reflejo de que el hincha tiene poder, Playa Ancha explotó, la familia wanderina se unió por una causa y los dirigentes no tuvieron más que hacer caso a nuestras demandas, somos más que ellos, no tenemos por qué temerles, no tenemos por qué dejar que nos traten como lo están haciendo, ya demostramos que si queremos podemos.

A no dormirse por esta victoria, no caigamos en su juego, no nos conformemos con migajas, a manifestarse por todos los medios que tenemos hasta recuperar nuestro club de manos de estos empresarios, no lograremos romper el contrato de la S.A. pero si podemos exigir que se nos trate con respeto y que nos den el Wanderers que los hinchas merecemos.

¡¡ADELANTE WANDERERS!!