Ya pasados los días y pese a que la alegría por el triunfo se mantiene, podemos realizar con más calma un análisis futbolístico del Clásico Porteño y los aciertos que llevaron a conseguir una clara victoria por 3-0 frente al tradicional rival.

En la previa solo había ansiedad, este clásico debía ganarse si o si, y más allá de todos los llamados a jugar con actitud y garra, como wanderinos, el Decano aun contaba con un problema en cuanto a su funcionamiento futbolístico.

El antecedente directo era el enfrentamiento frente a Unión La Calera, el cual nos ofreció los mejores minutos de Santiago Wanderers en todo el campeonato, sin mostrar mucho el Decano al menos fue capaz de mostrar algo de fútbol asociado, principalmente en el segundo tiempo, razón por la cual se decidió seguir el dicho popular «equipo que gana repite».

Ivo Basay dispuso del mismo equipo de la semana anterior para enfrentar a los ruleteros, solo contando con el cambio obligado de Franz Schultz por Ezequiel Luna, quien por primera vez actuaría como lateral derecho.

Un primer tiempo muy complicado, más allá de la tempranera expulsión del defensor ruletero, Santiago Wanderers no lograba encontrarse en la cancha. Los verdes tenían neutralizado a su rival gracias al gran trabajo de Sebastián Méndez en la contención y de los correctos anticipos y despejes de los centrales, sin embargo en cuanto a la generación de fútbol el equipo estaba al debe. Predominaba el pelotazo o los arranques individuales de Pol por izquierda, Méndez por el centro y López Macri por derecha, había mucha ansiedad, muchas ganas de llegar de la forma más rápido al arco contrario, lo cual no permitía poner la pelota contra el piso, diluyendo los ataques en las cercanías del área del equipo viñamarino.

Frente a una defensa lenta había que poner la pelota contra el piso, así lo entendió Jorge Ormeño, quién jugando más libre dedicado a labores creativas logró mandar un pase perfecto a Nicolás López Macri para que este desbordara y habilitara de gran forma al goleador Marco Sebastián Pol, se habría el marcado y se habría el partido.

Con el 1-0 hubo algo más de tranquilidad en el equipo caturro y apareció algo de fútbol, el ataque wanderino comenzaba por Sebastián Méndez, quien tomaba las banderas en la mitad de la cancha para juntarse con Sagredo o abrir hacia López Macri quien recibió solo toda la tarde en la franja derecha, de hecho el 7 caturro pudo anotar en inmejorable posición, sin embargo su tiro se fue desviado.

Boris Sagredo confirmaba que donde mejor rinde es por el centro de la cancha, encarando con el arco de frente, con visión de juego, lo cual le permite explotar su mejor cualidad, pases filtrados a la espalda de los centrales. Pase profundo de Sagredo, y perfecta definición de Pol para el 2-0, la expulsión luego sería una anécdota.

Con la tranquilidad del resultado se enfrentaba el segundo tiempo, el cual nos mostró la peor cara de nuestro DT, el equipo se retrasó notablemente en la cancha, dándole la iniciativa a los rivales y buscando contragolpear con la velocidad de Nicolás López Macri, una peligrosa apuesta que gracias al gran trabajo defensivo no tuvo consecuencias negativas.

Con la expulsión de Sebastián Méndez y Orlando Gutiérrez el mediocampo se perdió en los dos equipos, era el momento para hacer ingresar a Castillo o Torres, buscando tener la pelota y aprovechar los espacios del equipo rival quien buscaba imperiosamente un descuento, sin embargo nuestro técnico decidió mantener las cosas como estaban. Santiago Wanderers defendía bien y Viana no tenía trabajo, pero la sensación en todo el estadio era que estaban las condiciones para cerrar el partido con las incorporaciones antes mencionadas. Recién con la tercera expulsión ruletera llegaron los cambios.

De ahí en adelante el partido terminó, el golazo de Opazo fue un justo premio para los hinchas y para que el jugador se sacara la mufa ganando su primer clásico oficial.

El marcador pudo ser más abultado, sin embargo los jugadores caturros bajaron el ritmo, tocaban con tranquilidad y fallaron en la puntada final, luego del 3-0 se dedicaron a disfrutar el momento mostrando lo mejor de si, ya sin la presión del resultado.

Al igual que frente a Calera no se jugó un gran partido, pero el equipo golpeo en los momentos indicados y supo jugar con la desesperación de su rival.

Para destacar el partidazo que jugó Abarca, respondiendo a su cartel de refuerzo, Luna cumplió a la perfección como lateral derecho, Méndez quien si no se iba expulsado seguramente hubiese sido elegido jugador del partido, ser el único volante de quite lo favorece tanto a el como a Jorge Ormeño, ya que goza de mayor libertad para habilitar a los delanteros con pases largos a la espalda de los defensores rivales.

Lo dijimos en el segundo partido de Copa Chile, Boris Sagredo debe jugar por el centro, pegado a la banda el jugador se pierde ya que no logra superar a sus marcadores recibiendo de espaldas, sin embargo con la cancha de frente es un real aporte para el equipo, no es el 10 que se está pidiendo, pero es quien mejor cumple la función de habilitador, es cosa de ver el tercer gol, como hace la pausa esperando la subida de Opazo para luego habilitarlo de forma perfecta, encontró su lugar en el equipo titular.

López Macri, un jugador sin fundamentos técnicos y criticado hasta el cansancio por todos, hizo un clásico tácticamente perfecto, siendo la descarga favorita para Méndez y Ormeño, con poco talento pero mucha disciplina táctica hizo un partido redondo y fue el gestor del primer gol, pese a todo puede ser un aporte para el equipo si juega para el equipo.

De Marco Sebastián Pol y Matías Donoso que se puede decir, el primero es un crack, si va por fuera se lleva a los defensores con talento y velocidad, si va por el centro termina rematando al arco y convirtiendo, en el segundo tiempo, con todo el espacio que había, se habría dado un festín. Por su parte Matías Donoso es el 9 de área que encanta al wanderino, fuerte, luchador, pivoteador, llenó de faltas a la defensa rival, provocó dos expulsiones y siempre ganó por arriba permitiendo el desmarque de sus compañeros, merecía su gol.

Santiago Wanderers no juega bien, pero en estos últimos dos partidos ha logrado ser práctico y efectivo, gracias a los goleadores con los que cuenta el equipo.

Aun queda campeonato para buscar una regularidad en el juego, pero para conseguir aquello se debe mantener el equipo. Ya se sabe que Sagredo debe ser el conductor, que Méndez debe ser el único volante de contención, que Ormeño se ve mejor libre, relevado de labores de quite, y que el esquema con tres delanteros da mayores posibilidades de descarga, en contraposición al 3-5-2 en el cual los laterales volante nunca pasaban al ataque.

La actitud se elogia, pero esta debe estar siempre, no solo para los clásicos, esperemos que para el próxima partido los once de verde salgan a jugar con la misma intensidad.