Santiago Wanderers volvió al triunfo luego de vencer por 2-1 a Universidad de Concepción, consiguiendo tres puntos que permiten ilusionarse con la posibilidad de conseguir un cupo en la liguilla pre Copa Libertadores. Pero si se quiere lograr esta meta, no se pueden repetir los últimos veinte minutos del partido frente a los penquistas.

Luego de la derrota frente a Universidad Católica era imperioso sumar de a tres si se quería mantener una posibilidad de pelear en los puestos de avanzada, y que mejor que haciéndolo frente a un rival directo en la disputa por un lugar en la liguilla pre Copa Libertadores.

Podríamos dividir el partido de Santiago Wanderers en dos tiempos, un primer lapso desde el comienzo hasta el golazo de Ormeño y una segunda fase desde el 2-0 hasta el final del partido.

En el primer lapso el Decano careció de fútbol ¿La razón? El encargado de hacer jugar al equipo nuevamente estaba fuera de posición, Boris Sagredo era desplazado a la banda izquierda para ayudar a cubrir los ataques rivales y los caturros se quedaban sin conductor. Casi no se vieron remates al arco y coincidentemente estos llegaron luego de habilitaciones de Sagredo, está bien tener algo de respeto por el rival, sin embargo, si eso significa sacrificar al eje de ataque porteño no vale la pena, costó demasiado encontrar un conductor como para relegarlo en funciones que no le son propias y terminan perjudicando el funcionamiento del equipo.

El equipo estaba partido ofensivamente, Parra no lograba ser un agente de salida claro y Ormeño volvía a la intermitencia, por su lado López Macri no tenía compañía cayendo en la intrascendencia, Cellerino solo podía ir al sacrificio y el goleador Pol se notaba incómodo, algo perdido y ofuscado. Sin embargo en defensa todo funcionaba bien, concluyendo una primera mitad muy aburrida casi sin llegadas a los arcos, situación que se mantendría en el segundo tiempo hasta la llegada de los goles caturros.

Con la ventaja de dos goles comienza la segunda fase del partido, la peor y ya recurrente en el Wanderers de Basay, un equipo defendiendo al borde del área grande y apostando a la contra vía pelotazos largos.

El partido se complicó y mucho con el descuento penquista, pero de forma innecesaria, más allá de los acertados cambios del DT visitante los jugadores caturros cayeron en la desesperación, sus ansias por cerrar el partido terminaron poniendo en riesgo el resultado.

Finalmente se ganó, pero es preocupante que esta situación ya sea recurrente, no se trata de pedir que se ataque los 90 minutos, eso es populismo futbolístico, sin embargo si se quiere mantener el resultado se debe contar con los jugadores para ello, no basta con refugiarse en terreno propio cerrando espacios, hay que tener el control del balón y cortar los circuitos de ataque del rival. Volvemos a reiterar nuestra preocupación sobre la pésima lectura que hace el cuerpo técnico de los partidos, los cambios no llegan o son realizados demasiado tarde y tampoco se da instrucciones claras a los jugadores para que estos mantengan la calma y controlen el partido, simplemente se grita como desaforado desde la banca.

Si se quiere pelear como grande hay que jugar como grande, si la táctica defensiva frente a los aprietes del rival es colgarse del travesaño no vale la pena ir en busca de objetivos mayores ¿Para qué?

Jugadores hay, si bien no existe gran recambio si se cuenta con 13 o 15 jugadores que pueden meter al Decano en la liguilla pre Copa Libertadores, pero esto no se conseguirá si desde la banca y también en parte dentro de la cancha, se repite lo que vimos frente a Ñublense y Universidad de Concepción luego de conseguir una ventaja, si la apuesta es defender, que se haga con aplicación, concentración y categoría, el objetivo es alcanzable, hoy Wanderers depende de Wanderers.