El día de hoy Santiago Wanderers sorpresivamente decidió poner fin a la preventa de entradas con precios rebajados para el partido frente a la UC, dejando fijos los valores más caros que estaban establecidos en un principio.

Juan Pablo Enríquez
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Como eseaene.cl queremos manifestar nuestro total rechazo contra esta medida que va en directo perjuicio del hincha caturro que ansía ver el debut de su club como local por los puntos y no siempre tiene el dinero para pagar una entrada que, incluso, desde antes estaban demasiado caras en relación al momento y al partido que se juega.

Además, la medida va en directo perjuicio de aquello con lo que tanto se llenan la boca autoridades y dirigentes: «que la familia vuelva a los estadios». ¿Cómo pretenden que un padre de familia pague su entrada más la de sus hijos con esos precios?

Finalmente, el rechazo se extiende a la gobernación provincial, quien sólo autorizó 6 mil entradas para el sábado, una cantidad irrisoria si se tiene en cuenta que para la noche verde y el clásico porteño la asistencia a los estadios fue mucho mayor y sin ningún inconveniente. No existe argumento válido por parte de la gobernación para decretar esta medida.

Es inaceptable que en un estadio con un aforo de 18.500 personas se limite la cantidad a 6.000 (menos de un tercio) sin dar ningún argumento válido, consistente, comprobable por parte de la autoridad. También es vergonzoso que el club no denuncie esta situación y tampoco trate de cambiarla, ya que los directos perjudicados son ellos al recibir un menor ingreso por venta de entradas para este partido. En lugar de esto prefieren agachar el moño y tratar de recuperar algo subiendo el precio de las entradas perjudicando a la hinchada, quien se ve obligada a buscar alternativas como la televisión o la radio para seguir el partido porque por desgracia no puede pagar el alto valor de las entradas.

Todas estas medidas lo único que hacen es matar el espectáculo y alejar más a la gente de los estadios, pero lo peor y lo que más molesta es que se tomen de un momento a otro sin dar justificación alguna. Esa frase de «resguardar la seguridad de los asistentes» o «combatir la violencia» no vale nada si es que no va acompañada de un estudio técnico y estadístico que confirme que al bajar el aforo del estadio a cierta cantidad disminuirá el peligro de desmanes,  justificación de la gobernación que no tiene ningún respaldo y, por lo tanto, hoy no vale nada.

Nos falta mucho para ser un país futbolizado, donde la gente llene los estadios domingo a domingo. Por desgracia quienes están a cargo del espectáculo poco y nada saben de organización de estos, pero como al final del día el único que pierde es el hincha anónimo nadie dice nada y que siga rodando la pelotita.