Argentino pero nacionalizado chileno, Vener comenzó a forjar su carrera como futbolista profesional recién a los 25 años, situación atípica entre sus colegas que a esa edad ya tenían un vasto recorrido en el fútbol.

Luego de haber finalizado sus estudios superiores de Educación Física en Buenos Aires y haberse desempeñado como profesor en tres colegios, recibió el llamado de un conocido del, por aquel entonces, entrenador de Deportes Linares, quien lo recomendó al club ante la necesidad de un hombre en punta. Así Vener comenzaría a forjar su estrecha relación con Chile que mantiene hasta el día de hoy.

Tras su paso por Linares, emigró a Deportes Puerto Montt donde logró anotar 17 goles. Luego firmó por 4 años en Deportes Antofagasta y estuvo a préstamo en el Cádiz de España por 5 meses. Volvió a Chile a préstamo a Deportes Temuco y luego a Regional Atacama. Tras quedar con el pase en su poder, se produciría su arribo al Decano en 1996, año donde logró consagrarse como el goleador del campeonato con 30 anotaciones en 30 partidos jugados, siendo tal vez uno de los más recordados, el gol anotado a Universidad de Chile en el estadio Nacional una lluviosa tarde de invierno. En esa temporada, “el tanque de Tandil” jugó todos los partidos, sumando un total de 2.700 minutos. Nunca fue reemplazado y anotó 30 de los 49 goles convertidos por Wanderers ese campeonato.

Actualmente Mario Vener se desempeña como preparador físico del plantel profesional de Deportes Antofagasta y, pese a que ya han transcurrido más de 15 años desde su paso por Wanderers, su talento y capacidad goleadora son recordados hasta el día de hoy por cientos de caturros que vibraron con cada uno de sus goles, y también por muchos que vieron en él a su primer ídolo de infancia.

Foto: Revista Don Balón (1996)