Lo que pasa en Santiago Wanderers es increíble, no paran los problemas. Unos dicen que es porque el club siempre ha vivido así, otros no se lo explican, algunos lo atribuyen a la mala suerte, los optimistas creen que solo es un mal momento y que vendrán mejores tiempos.

Sin embargo, lo más razonable, es pensar que todo esto es consecuencia ante la nula capacidad por parte de la sociedad anónima para ofrecer un proyecto deportivo. Un proyecto que contenga bases solidas, objetivos correctamente planteados y personas idóneas para ayudar a que esto se cumpla. Pero en Wanderers nada de esto ocurre, solo se actúa mediante reacción, de proyectos nada que hablar, solo unas pinceladas que no alcanzan para satisfacer las necesidades del club más antiguo de Chile.

Si bien la mayoría concuerda en cierta manera que por primera vez la “Joya del Pacifico” había realizado buenas contrataciones, nos dimos cuenta que no solo basta con eso. En el fútbol hay que ir mucho más allá. Pensaron que con traer un ayudante para Ivo Basay las cosas se solucionarían, sin embargo pasó lamentablemente todo lo contrario, solo se empeoraron las cosas.

No solo pecaron de ingenuos, también de soberbios. Cuando todos veíamos que se empezaban a derrumbar las cosas de a poco, siguieron fantaseando con que la liguilla sudamericana estaba cerca, posiblemente así sea matemáticamente, pero si estamos hablando de fútbol, eso tiene características de hazaña.

Futbolísticamente, después de la salida de Basay, no ha mostrado mejorías, pero más allá de eso, al equipo le ha faltado bastante actitud. Por un lado vemos a Héctor Robles superado ante la situación, dejando de lado su filosofía de juego y creando un ambiente aún más tenso en una situación adversa. ¿Dónde está la unión del camarín?.

Yo soy uno de los que no olvidé los anteriores «procesos» de Héctor Robles, pero pensé que había aprendido de los errores, no fue así, hoy vemos un equipo carente de ideas, carente de actitud, y el apodo de “choro” de nuestro DT no parece traspasarse a los jugadores. ¿De quién es la culpa?

Muchos mencionamos en alguna ocasión que si antes de empezar el campeonato no destituían a Basay esto iba a ocurrir. ¿Cómo es posible que hinchas puedan predecir de forma certera lo que ocurriría y que los encargados de mantener la estabilidad de Santiago Wanderers siguiesen imaginándose cosas que nunca pasarían?

Los éxitos no se logran habitualmente a la ligera, tienen que construirse mediante una planificación, con bases sólidas y consecuentes, con personas que entiendan la materia, con la participación del estamento más importante, los hinchas.

Que a los jugadores que lleguen al decano no sólo se les motive vestir esta camiseta por términos económicos, sino también como una posibilidad de crecimiento en su carrera, que no solo sea una estación para pasar a una mejor situación. Los que llegan a este club deben saber a quienes representan.

Mientras no exista una reestructuración de la sociedad anónima en este club, las cosas seguirán siendo así, incluso peor.

José Tomás Gubler Cruz
@Josetogubler