Es difícil resumir en unas líneas el significado de Moisés Fermín Villarroel para Wanderers y la gran mayoría de sus hinchas. Es por eso que más que comenzar a destacar sus logros o campañas en el decano del fútbol chileno prefiero hacer una relación con los rasgos que lo definen a el como jugador, más importante aún como persona y que a su vez van de la mano con rasgos que todo Wanderino rápidamente identifica con su institución, con estos colores que tanto los enorgullece, que tanto nos identifican.

Independientemente de que pueda o no estar de acuerdo muchos recuerdan a «Villita» como un jugador que quizás tenía carencias técnicas pero que las suplía a la perfección a punta de sacrificio, profesionalismo. Tampoco es raro es oír que al hincha Wanderino en no sólo observa el resultado sino la forma en la que se obtuvo. Que en oportunidades el no jugar bien puede ser perdonado si dejas la impresión, sensación de haberlo dejado todo, de haberte entregado por entero para obtener el triunfo aunque esté al final haya sido esquivo.

Puede ir por ahí la explicación de porqué Moisés se identifiqué y se le identifiqué tanto con estos colores, ya que su forma de sentir la que mañana luego de su despedida dejara de ser su profesión, su forma de ver el fútbol y quizás la vida es muy similar a la que el hincha de Santiago Wanderers lo ve y siente.

Como negar que Wanderers es Valparaíso y que Valparaíso es Wanderers. Al igual que los característicos ascensores de esta ciudad nuestro club históricamente ha debido experimentar lo que es bajar, subir y viceversa. Y bien lo sabe Moisés quien incluso luego de vivir uno de los mejores momentos de su carrera que lo llevaron a un mundial en Francia 98 tuvo que experimentar lo que el mismo define como «la mayor pena de mi carrera» cuando en Osorno el decano descendía.

Pero la historia dice que así que se bajó había que volver a subir y se logró rápidamente el 99, se consolido todo el 2000 y en un estadio nacional repleto Moisés pudo festejar junto a 50 mil hinchas el título del 2001.

Incluso guardo en el recuerdo el hecho de que no pudo jugar ese partido final y la razón nuevamente muy ligada a ese típico sufrimiento al que ya muchos estamos acostumbrados. En el partido previo frente a Colo Colo en el Sausalito desbordado de gente Moisés era la gran figura, incluso fue el quién le cede el gol a Jaime Riveros, pero fue expulsado cerca de la media hora cuando de no ser así habría seguramente acabado como el mejor de la cancha.

Ahora en este partido de despedida tenemos todos la misión de devolverle en un día, en unas cuantas horas todo lo que el nos entrego a lo largo de tantos años y que seguramente de las arreglara para de alguna manera seguirle entregando a nuestra institución. Difícilmente podremos en un sólo día devolverle todo pero al menos tenemos la ocasión de demostrarle que dejo una huella y de agradecerle el haberse entregado en cancha como muchos hinchas desearíamos poder hacerlo y el de haber vivido y sentido su profesión así como muchos vivimos y sentimos lo que es ser Wanderinos.

 Por las tristezas, las alegrías, por tu identificación, simplemente….
Gracias totales don Moisés Fermín Villarroel Ayala.